Tras pasar unos días en Miami junto a un grupo de amigotes con los que se corrió alguna juerga que otra y una semana en Nueva York con Irina, Cristiano y su novia han pasado los últimos días en Portugal disfrutando junto a la familia del jugador madridista. El escenario de este encuentro familiar fue la localidad de Geres, donde Cristiano tiene una mansión cuyas obras de remodelación han costado cerca de cuatro millones y causaron un gran revuelo al estar ubicada en el único parque natural de Portugal. Allí el portugués estuvo junto a su madre y sus hermanas, así como con el pequeño Cristiano Junior, que ya tiene tres años, y con el que no es frecuente verle pues lo está alejando todo lo que puede de la exposición mediática. Desde la casa, Cristiano tiene acceso privado al río y a un barco de recreo en el que se ha pasado gran parte de su estancia.
Una estancia que ha finalizado este martes pues Irina y Cristiano, que colgaron en Facebook esta imagen, han viajado este martes, según informa EFE, con destino a la turística isla de Bali para participar mañana, en calidad de embajador, en un foro sobre la conservación de los manglares en Indonesia. La estrella blanca acudirá a la ceremonia de inauguración de la campaña “Salvemos los manglares de Bali, salvemos el mundo” junto con el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono.
“Ronaldo es la persona adecuada para ser embajador de la defensa de los manglares por su carisma y sus actividades como figura pública, lo que ayudará a concienciar a la sociedad para proteger estos bosques”, declaró el indonesio Tommy Winata, uno de los promotores del evento. Durante el acto, el astro portugués plantará árboles junto al mandatario indonesio y el ministro de Bosques, Zulkifli Hasan. Por la tarde, Ronaldo ofrecerá una rueda de prensa y luego participará en una cena de gala. El delantero portugués aceptó el pasado marzo convertirse en el embajador del Foro para la conservación de los manglares en Indonesia y señaló que para él es un privilegio colaborar en esta causa. Indonesia cuenta con más de 80 millones de hectáreas de bosque, no obstante, su conservación se ve amenazada por el incremento de las grandes plantaciones de aceite de palma y madera.
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