Ancelotti ya es entrenador del Madrid: firma hasta 2016

Todo estaba acordado y la comunicación de ambos clubes funcionó como un reloj. Ayer, a las 12:30 horas, justo después de que el Paris Saint-Germain anunciara la llegada de Laurent Blanc, el Madrid publicaba en su página web que Carlo Ancelotti era el nuevo entrenador blanco para las tres próximas temporadas (hasta junio del 2016). El técnico de Reggiolo, de 54 años, será presentado hoy, a las 13:00 horas, en el palco de honor del Bernabéu y se convertirá en el segundo entrenador italiano (tras Capello) de la historia del club. Acto seguido, dará su primera conferencia de prensa como madridista aunque firmará su contrato la semana que viene (seguramente el 3 de julio) por razones fiscales.

Ancelotti cumple su sueño de dirigir al Madrid y, como dice el refrán, a la tercera va la vencida. El italiano estuvo ya muy cerca, en 2006 y 2009, de entrenar al conjunto de Chamartín. "Sería una maldición que después de dos ocasiones al final no viniera", había declarado hace poco Florentino al ser preguntado sobre un técnico que siempre le ha gustado y que se asemeja mucho a esa sentencia ya clásica del presidente madridista: "Ha nacido para estar en el Madrid".

Los primeros contactos tuvieron lugar el pasado mes de diciembre, cuando los dirigentes blancos ya sospechaban que José Mourinho podría abandonar el barco a final de temporada. Ancelotti, a su vez, ya no se sentía cómodo en el PSG después de constatar la falta de confianza de los propietarios qatarís del club de la capital francesa y de enterarse que, primero, se habían planteado prescindir de sus servicios tras una pequeña mala racha de resultados y, segundo, habían hablado con media docena de entrenadores (entre ellos Wenger y Mourinho). No fue difícil para Carletto decir que sí al Madrid. Pero tenía que resolver la cuestión de su contrato con el PSG, que se prolongó un año de forma automática al acabar entre los tres primeros de la Liga francesa (de hecho ganó el título). Una tarea complicada ya que los responsables de la entidad francesa no conseguían encontrarle un sustituto.